¿DE QUÉ ESTÁ HECHO TU BROCAL?


¿De qué está hecho tu brocal?

Comparto con ustedes un “cuento para pensar” acerca de la comunicación y de lo que los seres humanos somos capaces de hacer siempre y cuando reaccionemos  y accionemos sobre las actitudes ante situaciones cómodas o incomodas de nuestro diario vivir y convivir con los demás..  Este cuento es de  Jorge Bucay  quien nació en  el seno de una familia modesta del barrio de Floresta. Se graduó como profesor en 1973, en la Universidad de Buenos Aires, empezando su especialización en enfermedades mentales en el servicio de Interconsulta del Hospital Pirovano de Buenos Aires y en la Clínica Santa Mónica del partido Bonaerense de Vicente López, completando su formación como terapeuta en Chile y en Estados Unidos. 

En su camino previo, pasó por decenas de trabajos, desde que decidió ganarse su propio dinero a los 13 años. Ha sido vendedor ambulante de calcetines, de libros y de ropa deportiva, agente de seguros, taxista, payaso, almacenero, educador, actor, médico de guardia, animador de fiestas infantiles, psiquiatra, coordinador de grupos, columnista de radio, conductor de televisión y psicoterapeuta de parejas y adultos.

Lic. Ana Luisa  Gastélum Puppo


LA CIUDAD DE LOS POZOS

Esta ciudad no estaba habitada por personas, como todas las demás ciudades del planeta. Esta ciudad estaba habitada por pozos. Pozos vivientes… pero pozos al fin. Los pozos se diferenciaban entre sí, no solo por el lugar en el que estaban excavados sino también por el brocal (la abertura que los conectaba con el exterior). Había pozos pudientes y ostentosos con brocales de mármol y de metales preciosos; pozos humildes de ladrillo y madera y algunos otros más pobres, con simples agujeros pelados que se abrían en la tierra. 

La comunicación entre los habitantes de la ciudad era de brocal a brocal y las noticias cundían rápidamente, de punta a punta del poblado. Un día llegó a la ciudad una ‘moda’ que seguramente había nacido en algún pueblito humano: La nueva idea señalaba que todo ser viviente que se precie debería cuidar mucho más lo interior que lo exterior. Lo importante no es lo superficial sino el contenido. 


Así fue como los pozos empezaron a llenarse de cosas. Algunos se llenaban de cosas, monedas de oro y piedras preciosas. Otros, más prácticos, se llenaron de electrodomésticos y aparatos mecánicos. Algunos más optaron por el arte y fueron llenándose de pinturas , pianos de cola y sofisticadas esculturas posmodernas. Finalmente los intelectuales se llenaron de libros, de manifiestos ideológicos y de revistas especializadas. 

Pasó el tiempo… La mayoría de los pozos se llenaron a tal punto que ya no pudieron incorporar nada más. Los pozos no eran todos iguales así que , si bien algunos se conformaron, hubo otros que pensaron que debían hacer algo para seguir metiendo cosas en su interior… Alguno de ellos fue el primero: en lugar de apretar el contenido, se le ocurrió aumentar su capacidad ensanchándose. No paso mucho tiempo antes de que la idea fuera imitada, todos los pozos gastaban gran parte de sus energías en ensancharse para poder hacer más espacio en su interior. 

Un pozo, pequeño y alejado del centro de la ciudad, empezó a ver a sus camaradas ensanchándose desmedidamente. El pensó que si seguían hinchándose de tal manera , pronto se confundirían los bordes y cada uno perdería su identidad… Quizás a partir de esta idea se le ocurrió que otra manera de aumentar su capacidad era crecer, pero no a lo ancho sino hacia lo profundo. Hacerse más hondo en lugar de más ancho. 

Pronto se dio cuenta que todo lo que tenia dentro de él le imposibilitaba la tarea de profundizar. Si quería ser más profundo debía vaciarse de todo contenido… Al principio tuvo miedo al vacío, pero luego , cuando vio que no había otra posibilidad, lo hizo. 

vacío de posesiones, el pozo empezó a volverse profundo, mientras los demás se apoderaban de las cosas de las que él se había deshecho… Un día , sorpresivamente el pozo que crecía hacia adentro tuvo una sorpresa: adentro, muy adentro , y muy en el fondo encontró agua!!!. Nunca antes otro pozo había encontrado agua…

El pozo supero la sorpresa y empezó a jugar con el agua del fondo, humedeciendo las paredes, salpicando los bordes y por último sacando agua hacia fuera. La ciudad nunca había sido regada más que por la lluvia, que de hecho era bastante escasa, así que la tierra alrededor del pozo, revitalizada por el agua, empezó a despertar.

Las semillas de sus entrañas, brotaron en pasto , en tréboles, en flores, y en troquitos endebles que se volvieron árboles después… La vida explotó en colores alrededor del alejado pozo al que empezaron a llamar ‘El Vergel’.

Todos le preguntaban cómo había conseguido el milagro. -Ningún milagro- contestaba el Vergel- hay que buscar en el interior, hacia lo profundo… Muchos quisieron seguir el ejemplo del Vergel, pero desandaron la idea cuando se dieron cuenta de que para ir más profundo debían vaciarse. 

Siguieron ensanchándose cada vez más para llenarse de más y más cosas… En la otra punta de la ciudad, otro pozo, decidió correr también el riesgo del vacío… Y también empezó a profundizar…

 Y también llegó al agua… Y también salpicó hacia fuera creando un segundo oasis verde en el pueblo…

 - ¿Qué harás cuando se termine el agua?- le preguntaban.


 - No sé lo que pasará- contestaba- Pero, por ahora, cuánto más agua saco , más agua hay. 

Pasaron unos cuantos meses antes del gran descubrimiento. 

Un día, casi por casualidad, los dos pozos se dieron cuenta de que el agua que habían encontrado en el fondo de sí mismos era la misma… Que el mismo río subterráneo que pasaba por uno inundaba la profundidad del otro. 

Se dieron cuenta de que se abría para ellos una nueva vida. No sólo podían comunicarse, de brocal a brocal, superficialmente, como todos los demás, sino que la búsqueda les había deparado un nuevo y secreto punto de contacto:


La comunicación profunda sólo la consiguen entre sí, aquellos que tienen el coraje de vaciarse de contenidos y buscar en lo profundo de su ser lo que tienen para dar…

¿TE PARECIÓ EXCELENTE?  Voy a compartirles de mi experiencia en el aula...estando en un grupo dando mi clase de Formación Cívica y Ética me di cuenta de que los jóvenes no se comunicaban adecuadamente y hacían grupos entre ellos...estó es fácil de detectar cuando tu experiencia docente y vocación te llevan a la observación diaria de quienes son el motivo de tu trabajo.  Ese módulo fue especialmente dificil por no encontrar el medio para detonar la comunicación...todo mundo estaba trabajando pero en la individualidad de su tiempo y espacio.  En la preocupación y busqueda de herramientas, estrategias  y algun método que permitiera la apertura entre "los pares" o sea  la relación alumno-alumno, y ¡vaya que los docentes sabemos de esto!. Encontre navegando en internet el texto adecuado para que comprendieran el sentido y la necesidad de que el grupo debía estar  en comunicación para su beneficio, sana convivencia, armonía grupal , prendizaje en conviviencia y trabajo colaborativo...y comence ese día mi clase con la lectura del  cuento para pensar de Jorge Bucay  "LA CIUDAD DE LOS POZOS", creanme...despues de la intensidad y enfasis que se le dió a la lectura...lograron sensibilizarse tanto que despues fue fácil conseguir que las diferencias de unos se diluyeran mediante el dialogo... hay ocasiones en que necesitamos reflexionar sobre nuestro cotidiano vivir y el convivir con los seres humanos que nos rodean para conseguir acuerdos y vivir en armonia...¿qué opinas? te invito a escribir un comentario...feliz día.

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